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Monserrate López

La Expulsión de la Iglesia Católica

Actualizado: 4 ago 2024


En el blog anterior hablamos sobre cómo el Movimiento Carismático llegó al pueblo de Aguada y cómo Dios utilizó personas humildes, conscientes de su necesidad de arrepentimiento, y con una pasión ardiente por recibir en sus vidas la salvación que solo puede dar Jesús nuestro salvador, para traer la Renovación Carismática.


El impacto en las vidas alcanzadas por el Evangelio fue de gran magnitud, no solo en términos de cantidad de personas, sino por el cambio radical en las vidas de los que abrazaban el Evangelio. Al ser expuestos a las verdades contenidas en las Escrituras, las personas dejaron sus prácticas idólatras, los rezos y la adoración a María, y tornaron sus vidas a la verdadera adoración a Dios en Espíritu y verdad.


El crecimiento del número de los que participaban en la Renovación Carismática era tanto que a la Iglesia Católica le empezó a preocupar. Para ellos era preocupante el hecho de que los carismáticos no rezaran el rosario, ni rezaran a santos, ni adoraran imágenes, y oírles decir que su guía era la Luz del Espíritu Santo el cual tiene por lámpara la Palabra de Dios. Los sacerdotes trataron en vano de contener el crecimiento de la Renovación, pero como dice Hechos 2:47 "y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos".


Cuando la situación se consideró insostenible, los sacerdotes de Aguada convocaron a una reunión a los líderes de La Renovación de Aguada, la cual se llevó a cabo el día 7 de diciembre del 1977, en el Salón de la Casa Parroquial de Aguada, para resolver el asunto de una vez y por todas. En esa reunión los sacerdotes comunicaron que habían acordado que si la Renovación quería seguir usando las capillas, tenían que adherirse a las normas establecidas por los sacerdotes.


Entre las normas a seguir estaba que antes de predicar un mensaje era necesario que el Párroco diera el visto bueno sobre lo que se pensaba predicar (un tipo de censura), y que como parte de los Círculos de Oración había que incluir la devoción a María. De no aceptar estas normas, entonces ellos procederían a prohibir el uso de las capillas y los líderes de la Renovación serían excomulgados. Esta situación tiene cierta similitud con lo narrado en Hechos 5:27-28 “Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre”.


Los líderes de la Renovación rechazaron esas normas entendiendo que “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Por lo tanto los carismáticos fueron excomulgados, se les prohibió el uso de las capillas, y se advirtió que aquellos que los recibieran en sus casas correrían la misma suerte. Una vez fuera de la iglesia Católica, los hermanos enfrentan la difícil situación de organizarse formalmente como una institución cristiana, pero no cuentan con los recursos necesarios.


Aunque la Renovación intentó ser un movimiento de cambio y transformación espiritual dentro de la iglesia Católica, el plan de Dios era sacar ese pueblo de allí, para su gloria y honra. ¿Cómo se logró ese propósito divino? De eso hablaremos en la próxima ocasión.


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