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Foto del escritorNaomi Cordero

Menos religión, más relación

Así como cuidamos la relación con nuestros semejantes, debemos cuidar nuestra relación con Dios, nuestro Padre celestial. Dios es un ser relacional que le gusta estar cerca de sus hijos. Él no sabe estar lejos, es por esto que Él desea que nos enfoquemos en restaurar la conexión, confianza y comunión con Él. A fin de cuentas, lo que garantiza que puedas estar cerca de Dios es la relación que tengas con Él.


Aunque la idea de poder establecer un hábito pudiera generar una sensación de bienestar terrenal, no necesariamente esto nos garantice la salvación de nuestras almas (Efesios 2:9-10). Es importante vivir en orden y reforzar buenos hábitos, sin embargo, no lo es todo. Al final del día, lo fundamental es que puedas desarrollar una relación con Dios llena de amor, gratitud, obediencia y disposición. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10). Ese debe ser nuestro enfoque.


Biblia como guía de relación


Desarrollar una relación con Dios es un trabajo del día a día. Siendo constante y persistente en los esfuerzos. Dios anhela una relación profunda con nosotros, más allá de lo superficial. Estando cerca de Dios encontramos fortaleza y paz para poder seguir.


La Biblia nos da claras instrucciones sobre cómo podemos acercarnos a Dios y cultivar esta relación. En Santiago 4:8, nos recuerda que el primer paso para acercarnos a Dios es tomar la iniciativa. Dios está siempre dispuesto a acercarse a nosotros, pero debemos estar dispuestos a purificar nuestros corazones y nuestras acciones.


"Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones." (Santiago 4:8)

Dios promete en Jeremías 29:13, que lo encontraremos si lo buscamos sinceramente. No se trata solo de una búsqueda superficial, sino de un deseo profundo y genuino de conocerlo y estar en su presencia. Jesús nos enseña a poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas (Mateo 6:33).


Cuando nuestra prioridad es nuestra relación con Él, todas las demás áreas de nuestra vida también estarán en orden. Dios está cerca de aquellos que lo buscan con sinceridad. Nuestra oración y clamor a Él nos acercan a su presencia (Salmo 145:18)

"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." (Mateo 6:33)

¿Cómo desarrollar una relación profunda con Dios?


  1. Oración constante: La oración es nuestra línea directa de comunicación con Dios. A través de la oración, podemos hablar con Él, expresar nuestras preocupaciones, gratitud y amor. Es importante hacer de la oración una práctica diaria.

  2. Lectura y meditación de la Biblia: La Biblia es la palabra de Dios y nuestra guía para conocerlo mejor. Dedicar tiempo a leer y meditar en las Escrituras nos ayuda a comprender su carácter y sus promesas.

  3. Obediencia y aplicación de la palabra: No basta con conocer la palabra de Dios, debemos ponerla en práctica. La obediencia a sus mandamientos es una muestra de nuestro amor y compromiso con Él.

  4. Participación en la comunidad de fe: Ser parte de una comunidad cristiana nos permite crecer y ser edificados mutuamente. La comunión con otros creyentes nos fortalece y nos ayuda a mantenernos firmes en nuestra fe.

  5. Adoración y alabanza: Dedicar tiempo para adorar y alabar a Dios nos conecta con su presencia. La adoración es una expresión de nuestro amor y reverencia hacia Él.

  6. Reflexión y autoevaluación: Tomar tiempo para reflexionar sobre nuestra relación con Dios y evaluar nuestro caminar espiritual nos ayuda a identificar áreas en las que necesitamos crecer y mejorar.


Conclusión



Dios nos invita a una relación auténtica y cercana con Él, más allá de los rituales y tradiciones religiosas. Él anhela que lo busquemos de todo corazón, ofreciendo nuestra vida en gratitud, obediencia y amor constante. Estar en comunión con Dios nos proporciona la fortaleza y la paz necesarias para enfrentar cada día. No olvidemos que esta relación es un proceso diario, donde cada momento es una oportunidad para acercarnos más a Él. Al enfocar nuestra vida en esta relación profunda, descubriremos el verdadero bienestar y propósito que solo una conexión genuina con nuestro Padre celestial puede brindar.

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